martes, 11 de febrero de 2014

Nieve en Mingorría

La nieve es entrañable, al menos para mí, sobre todo si la veo caer encima de mi pueblo, Mingorría. 

www.mingorria.com

Hace años que no vivo en el, pero lo visito frecuentemente. Si es invierno, nieva y coincide que estoy allí, me produce una emoción interior, una conexión con el pasado, un viaje memorial a mi niñez, una retrospectiva a aquellos días de nieve que eran de fiesta porque no había colegio.

Este domingo estaba allí, y como casi todos los días, me levanté temprano. Miré por la ventana y vi caer los copos. No lo pensé dos veces, me calcé las botas, cogí la cámara, un paraguas y salí a pisar la nieve y a inmortalizar el paisaje que tenía a mi alrededor.

 Vista de Mingorría



Mingorría está rodeado de berrocales graníticos, muestra perpetua de su pasado cantero. Destaca entre ellos la Piedra Caballera, que se ha convertido en símbolo popular de nuestro pueblo. 


Vista de la Piedra Caballera



El camino va a la Cantera Grande cubierto de nieve

La vegetación en esta zona es escasa, compuesta principalmente por plantas herbáceas. Sobre esta espiga silvestre se acumulan los pequeños copos de nieve. 
Espiga silvestre nevada


Hace años, según cuentas las generaciones anteriores, el abastecimiento de agua no llegaba a las casas. Los vecinos de la localidad caminaban hasta las afueras de Mingorría con sus cántaros para llenarlos en los pozos y fuentes cercanos al pueblo. Los duros inviernos con frecuentes y abundantes nevadas llenaban esos manantiales que calmaban la sed de los mingorrianos. 
El Pozo de la Piojera


Un pequeño arroyo ahora seco, conocido como "La Reguera", cruzaba el pueblo y servía de riego de los pequeños huertos cercanos y de abrevadero natural para los animales que pastaban por la zona.
 La Reguera



A lo lejos, en lo alto de una colina cercana al pueblo divisamos la ermita rodeada de un paisaje que comienza a teñirse con la blancura de los primeros copos de nieve. 




Un árbol solitario en medio de una tierra de cultivo cubierta con una ligera capa de nieve. 




Junto a la tierra, se alza un palomar abandonado en estado semi-ruinoso. La puerta está cerrada, pero a través de la oquedad de la cerradura se pueden observar los nidales de madera donde anidaban las palomas.

Un solitario palomar en el campo.



Como aún quedan cosas por mostrar, lo mejor es acercarse hasta allí para conocerlas, ahí van unas indicaciones:

http://www.mingorria.com/portal/html.php?file=como_llegar.htm.


Por último, dejo una bonita panorámica del pueblo de un entrañable día de nieve. 



3 comentarios:

  1. Relato realista tanto en comentarios como ilustraciones que trasladan, sin duda, al entorno en el cual está enfocado. ¡Muy bonito, :)¡

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  2. Gracias! espero que algún día tengas la oportunidad de trasladarte hasta este bonito pueblo y disfrutarlo en primera persona!

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  3. ¿Quién eres de Mingorría?

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